No solo que Él pasaba regularmente tiempo con Dios en oración, sino que pasaba regularmente tiempo en la Palabra de Dios. Por supuesto, no vemos a Jesús sacando de su mochila un Nuevo Testamento encuadernado en cuero y leyéndolo. Lo que sí vemos, sin embargo, es el impresionante ejemplo de Jesús, en el fragor de la tentación en el desierto, usando la Palabra de Dios para enfrentarse a Satanás. Tres veces fue tentado, y cada vez repelió el ataque con la frase: «Está escrito en las Escrituras» (Lucas
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